Desde que la especie humana existe, siempre, en cualquier lugar del mundo, ha tratado de conocer sus orígenes. En esto han contribuido ampliamente las ciencias sociales y naturales, así como la tecnología, al punto de poder afirmar “hoy” -desde la genética- que “todos” tenemos un ancestro común africano, acorde con lo que la paleoantropología venía proponiendo desde hace décadas; A partir se inició un desarrollo humano que fue poblando paulatinamente cada espacio de la tierra desde hace más de 100,000 años. En América, las evidencias de ocupación humana encontradas en diversas zonas argumentan a favor de un poblamiento “multi-origen” con una antigüedad aproximada de 14,000 años, el cual habría dado como resultado la gran variedad de formas de adaptación de estos primigenios habitantes americanos (León 2007:13).

En el caso de nuestro querido Perú, las evidencias más antiguas de este poblamiento corresponden a herramientas de piedra o instrumentos de hueso de sociedades nómades encontradas en quebradas, cuevas y pampas de nuestros andes centrales y litoral, como Ayacucho, Huánuco, Piura, Lambayeque, la Libertad, Ancash, Lima, Ica, Arequipa, Moquegua y Tacna. Con el pasó de los años, estas poblaciones se fueron asentando de forma permanente y desarrollando de manera más compleja, como en Caral o Áspero hace 5,000 años, hasta llegar al conocido imperio Inca hace 800 años; cabe recalcar que en todos esos años se desarrollaron más de medio centenar de sociedades yungas o costeñas, andinas y amazónicas con su propio conocimiento del espacio, manifestaciones culturales y transformaciones sociales, cuyas evidencias materiales en piedra, esculturas, textiles, cerámica, arquitectura, entierros, etc. hoy reconocemos como verdaderas obras de arte que nos sirven de inspiración.

Ahora, nosotros, como actuales habitantes de estas tierras somos herederos de toda esta riqueza y conocimiento cultural, el cual muchas veces lo encontramos muy cerca a nuestros pueblos, casas o centros de estudio. Por ende, nuestra misión como ciudadanos es contribuir a preservarlos, transmitir nuestra memoria histórica y seguir preservando nuestras culturas desde cada uno de nuestros ámbitos de acción, para nosotros y las futuras generaciones, tanto en nuestro país como en toda Latinoamérica. Siguiendo esta visión es que nuestros artistas Aleksandra Mikaric (Serbia), Fabricio Lara (Bolivia) y Manuel Champi (Perú) ofrecen la presente propuesta, una exposición en donde a partir de sus experiencias de vida han volcado su propio sentir sobre estas sociedades antiguas como la Nazca, Tiahuanaco e Inca, con la que cada uno de ellos se viene reencontrando, redescubriendo y admirando, y que hoy desde un enfoque artístico recrean estos materiales arqueológicos para deleite de todos nosotros.

Karen Milagritos Luján Neyra

Arqueóloga y Gestora Cultural