GRACIA Y BELLEZA

Dios es bello y ama la belleza femenina…

El Ser divino desea revelar su belleza, y si la belleza es redentora, es porque ella manifiesta su compasión creadora, es una concesión temporal, fuerte y distinguida, una entre mil, de apariencia irrepetible. El hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza asimismo la belleza femenina revela la parte más perfecta de su creador; gestos, miradas, sonrisas, son el reflejo de un estadio perpetuo ya que expresa la alegría, la ironía, la tristeza, la ansiedad.

La gracia es un don que acompaña esa belleza que se transforma día a día convirtiéndose en carta de garantía de quien la admira, este beneficio solo puede redescubrir en el hombre su deseo natural por espectar siempre algo nuevo, algo que influya dentro de él mismo, que refleje aquello que lo transporte a otro horizonte. Es así como contemplo cada rostro femenino, ya lo decía Salomón en su libro Cantar de los cantares:

¿Quién es esa mujer que aparece como la aurora,

bella como la luna, radiante como el sol y

maravillosa como las estrellas?

Son las mujeres, que lo abarcan todo con su feminidad, gobiernan la naturaleza, son las madres, son el origen de todo.

Cada retrato femenino hecho con lápiz y papel tiene su propio universo que afina los detalles insólitos de cada personaje, también contiene la armonía de su propia naturaleza que enlaza esa trascendencia en su gestualidad, rostros indefinidos, iluminados, tan simples y naturales, podrían decirse casi mágicos que encantan por su exageración y arrogancia, son Marías Anastasias de los Ángeles que interpretaran escenas subsiguientes de gracia y encanto y belleza universal.

Sus formas aparentemente clásicas comienzan a ser interrogadoras al ser vistas unas con otras, son inspiraciones de Dios, que solo buscan contemplar la eterna gracia y belleza femenina interpretadas hoy por mí.

Marcia Zegarra Urquizo