Este paraje me recuerda a una humanidad anterior, una en la que los gigantes moraban esta tierra. Es imposible caminar y no dejarse llevar por la imaginación de lo que este lugar alguna vez fue, y tampoco no dejarse encantar por el recuerdo de que en algún tiempo la tierra fue joven también y que yo estuve en ella moldeando sus montañas y sus rocas.

El silencio ocupa tus calles, Choqolaqa, las que en un tiempo estuvieron llenas del bullicio de las vidas que albergaste bajo tus alas, y nos protegías del viento, el sol y el frio. Habité en tu vientre que ahora es pétreo, conocí tus calles que ahora son polvo. Te conocí tan bien que cerraría los ojos y no me perdería en tus lares.

Moises Calizaya Alvarado