En las huellas que va impregnando de significados un artista, no solo se remiten a la cronología, ni a los estilos que hubiese podido intervenir; en consecuencia, este artista va viajando en el tiempo y va dotando a la obra de rasgos fisiognómicos y fisionómicos a su trayectoria. En sí, su propia obra delata puertos de navegación, sin paradas, amoldando los vientos tempestuosos, que van dirigidos por océanos infinitos, de nutridos cardúmenes y vida inagotable. Las metamorfosis de sus fisiognomías están manifestadas de atributos: generacionales, lo cromático, lo textural, las formas preconcebidas, lo espacial, lo dinámico y otros. La sutileza y la audacia, presente en cada rostro,  huella identificable de esta muestra denominada RASGOS, explora sentimientos, expresiones, ideales y no ideales, sus gestos se aproximan a su canon versátil,  edificado por el mismo. En ese rasgo fisionómico, multiplica el movimiento corpóreo de sus seres creados a su imagen y perfección.

En la construcción de RASGOS, se delata David Suca, en sus diversos rostros: líquidos, gaseosos, sólidos y plásticos; para amalgamar sus experiencias: visuales, audiovisuales, crecientes, decrecientes y logra tornarlos dúctiles y flexibles; contrastando, momentos como los orígenes de sus propia visión encarnada de sus fisiognomías; en suma, su personal visión de sus múltiples temas desarrollados; sus rasgos  iconográficos, flanquean un carácter y personalidad, evidenciando  un único sello visible de su universo imaginativo y creativo. Su propia esencia se convierte en su propio RASGO, omnipresente, vulnerable y cómplice de su tiempo, de hacedor, como ser material y espiritual. David Suca no termina aquí, invita a transportarnos a su mundo creado por sus indicios-personajes-seres a unísono de sus complejas obras que determinan su Rasgo sincrónico.

Nubelinda Martha Cabrera Espinal

Curadora Independiente