El advenimiento de la posmodernidad, las multiplicidades de estímulos han generado una serie de cambios en el arte visual, entre ellos lo más notorio es la utilización de la fotografía como los medios y fines para la obra pictórica. La utilización de estos supone la inmediatez de la imagen que solo refleja la inconstancia y la volatilidad características del hombre posmoderno dejando en claro que lo que es hoy, no será mañana.
Con esto pretendo cuestionar visualmente este momento, pero no dar una solución, ante los hechos no van los argumentos. La posmodernidad se está viviendo, somos el reflejo de las imágenes que nos anteceden y seremos imágenes de referencia posteriormente.
La cámara fotográfica ha evolucionado, la hemos adaptado a la telefonía celular con el fin de registrar el instante y cada uno se ha convertido en el inquisidor de uno y de todos. Somos ahora fotógrafos del momento, esto conlleva a que la imagen esté disponible y sea un registro habitual minimizado en megabytes reemplaza el papel y los álbumes aquellos que alguna vez fueron tan apreciados “no hay una mejoría, sin una peoría”.
La muestra que planteo está dirigida a situaciones y personas que plantean un tiempo real pero significativamente representan su posmodernidad según sus condiciones. La intervención de las imágenes es la adaptación de la pintura a la modernidad, quizás tentando la posibilidad de que algún día la pintura se convierta en imagen o la imagen en pintura.